lunes, 16 de abril de 2007

Ell@s

Una de las más fascinantes estupideces por las que luchan las feministas radicales es la de acabar con la supuesta discriminación del idioma español, que prioriza al masculino sobre el femenino al referirse a un colectivo. O sea, que "los alumnos" engloba tanto a los niños como a las niñas que asisten a clase y "Pablo, Laura y Julita" son "guapos" porque el primero impone su género. A esto, como es sabido, se le llama economía del lenguaje, y éste es machista porque machistas han sido la inmensa mayoría de las sociedades humanas desde que un simio africano se alzó sobre dos patas. La pregunta es: ¿y? ¿Va a ser la sociedad más igualitaria porque Pablo, Laura y Julita sean "guapas" o "guapos y guapas" a un tiempo? Evidentemente, nuestro idioma es testosterónico, pero, si nos planteamos la cantidad de cuestiones aún pendientes en pro de la igualdad de la mujer, seguro que se nos ocurren un millón antes que la de cambiar los hábitos de 300 millones de hispanohablantes.

Uno de los mejores ejemplos de todo esto lo encontramos en el paranoico de Ibarreche, a quien es frecuente oírle perlas como "los vascos y las vascas queremos", lo cual, además de una parida digna de su delirante plan soberanista, puede generar dudas sobre la identidad sexual del presidente (¿o presidenta?) vasco (¿o vasca?). Sólo nos faltaba que este doctor Spok con chapela fuera hermafrodita y, consiguientemente, capaz de reproducirse consigo mismo, como si con un ejemplar de su especie la evolución no se diera más que por satisfecha.

No obstante, la palma se la llevan esos representantes de la izquierda más guay y progresista que, en sus escritos, utilizan la arroba, por su combinación de O y A, para unificar ambos géneros en una misma palabra. Quien suscribe, por ejemplo, recibió en su domicilio, cuando residía en Pamplona, una simpática misiva de los batasunos -izquierdistas guays y progresistas a los que se añade la condición de hijos (e hijas) de la gran puta (y puto)- en la que se nos animaba "a tod@s l@s vecin@s a apoyar el derecho de l@s pres@s vasc@s a ser atendid@s por dentistas originari@s de Euskal Herria". Ni que decir tiene que hube de leer varias veces la carta para enterarme de algo, porque el analfabetismo de su redactor, unido a tanta arroba y tanta tontería, convertía al "Ulises" de Joyce en el paradigma de la sencillez y la amenidad.

Juntemos a estos paladines del igualitarismo idiomático con los que ponen falditas a los monigotes de las señales de tráfico y tendremos a la panda de descerebrados más aburridos -porque supongo que algo mejor que hacer no tienen- desde aquellos jubilados que asistían a los mítines de Julio Anguita. Cuando lleguen a la vejez y se den cuenta de que el machismo sigue campando a sus anchas porque gente como ellos dedicó su tiempo a tareas tan imposibles -similares, por contraposición, a conseguir que los hombres hagamos dos cosas a la vez-, confío en que el nivel de su depresión los aboque al suicidio.

P.D.: Como criticar al nacionalismo vasco y a la izquierda, máxime en un mismo texto, lo convierte a uno en una especie de ultradarechista peligroso en este país bipolar, aprovecho para cagarme en todos los muertos de -por orden jerárquico- Rajoy, Acebes, Zaplana y Federico Trillo, para compensar. Otro día lo razonaré (y, claro, seré acusado de etarra o izquierdista).

7 comentarios:

sonia f dijo...

Puestos a hablar de estupideces; ¿qué hay de la paridad OBLIGATORIA?

clot dijo...

Suscribo la fobia, Otis. Y añado: "que las serpientes aniden en el culo de quienes, al terminar un correo electrónico, se atreven a despedirse con un solecito o una sonrisa hecha a base de dos puntos, un guión y un paréntesis".

clot dijo...

Suscribo la fobia, Otis. Y añado: "que las serpientes aniden en el culo de quienes, al terminar un correo electrónico, se atreven a despedirse con un solecito o una sonrisa hecha a base de dos puntos, un guión y un paréntesis".

clot dijo...

Y no te lo pongo otra vez porque, por ahora, me caes bien

Anónimo dijo...

Querido Otis,

En lo referente a la arroba y a las chuminadas del Lehendakari (presidente del Gobierno Vasco, perdone) tiene usted toda la razón.

Sin embargo, negar que el castellano (español, perdón) es mucho más cruel con las mujeres que con los hombres es negar lo evidente. Un ejemplo bastante manido: “zorra”, “perra”, “cualquiera”, “mujerzuela”, “golfa”, “loba”, “ligera” y “fácil” son términos que todos entendemos como puta -más aún si éstos se dicen en retahíla y con tonillo mamón- cuando “zorro”, “perro”, “hombre cualquiera”, “hombrezuelo”, “golfo”, “lobo”, “ligero” y “hombre fácil” no tienen la connotación de “puto” o “chapero”.

Para rematar, abres el diccionario por la “p” y te encuentras con que por “puta” se entiende la “mujer que vende sus servicios”. ¡Cómo si una mujer no pudiera ofrecer más servicios que los sexuales! Ya que van por esa línea ¿por qué no ponen mujer: puta? ¡Toma economía del lenguaje!

La chorrada de “vascos y vascas” es inaceptable en el siglo XXI, pero negar que el lenguaje, más bien su uso, es sumamente sexista también lo es.

¡Ah! ¡Y la Ley para la Paridad me parece la hostia! O por ley o nos comemos los mocos. Yo haría lo mismo por ellos.

Anónimo dijo...

Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejia moral ”.

Anónimo dijo...

Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejia moral ”. Ortega