viernes, 23 de marzo de 2007

El París-Dakar

Venía hacia la oficina escuchando “París-Dakar”, la canción que cierra el mítico EP “Submarines a pleno sol” de “Los Nikis”, cuando me he acordado de mi extraordinaria aversión hacia este evento ¿deportivo? anual. Consiste en subir a un montón de idiotas, que no tienen otra cosa mejor que hacer en la vida que jugársela de la forma más estúpida, a bordo de motos, coches y camiones y animarles a conducir a toda hostia por algunos de los países más pobres del planeta. Resultado: año sí, año no se mata o se pierde alguno en el desierto y, lo que es peor, casi todos los años atropellan a un pobre pastor de cabras o a un niño descalzo que ha cometido la imprudencia de no enterarse a priori del recorrido del “Dakar” (así, a secas, le llaman los entendidos), como si tuviera medios para hacerlo.

Los participantes en este absurdo se refieren a él como una “dura prueba”. ¿Dónde está la dureza? Viene a ser como cuando Álvaro de Marichalar se cruza el Atlántico en moto acuática, que ya son ganas de perder el tiempo, y presume de su fortaleza y resistencia… asistido por un barco de apoyo, siete gepeeses, comunicaciones vía satélite y, no lo olvidemos, el motor de su embarcación, que él no tiene que ir remando precisamente…

Si un “deportista” de estos del “Dakar” quiere saber lo que es una prueba dura, que aparque en el arcén y se vaya a vivir unas semanillas a uno de los poblados africanos junto a los que pasa sin siquiera mirarlos, más atento a no volcar en la siguiente duna. Eso sí que es duro de cojones, no ponerte un mono forrado de pegatinas de patrocinadores y hacer el moñas en una moto o un coche que cuestan más que lo que ganarán cien familias de la zona en toda su vida. Por no hablar de los desechos que generan los vehículos y los equipos de la organización, la contaminación consiguiente, los destrozos en los parajes naturales por los que transitan y los mencionados accidentes.

Con estos magistrales versos concluye la canción de “Los Nikis”, en la que uno de los “deportistas” se estrella contra el árbol del Teneré: “ 2.500 nativos / vienen chillando hacia mí / Tronché su árbol sagrado / Creo que voy a morir”. No caerá esa breva.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La misteriosa desaparición de Muelle (ver la interesante Historia del Graffiti en España en este enlace. Rafa, vas a rabar, te lo prometo), monjes budistas cortando cabezas, Cristo=Spiderman, desafortunados deportistas a punto de criar malvas en el desierto,...

Me mola, me mola mucho.

Creo que hablo en nombre de todos, si te pido encarecidamente una entrada “Raphael”...

Clama al cielo.

Maui

Anónimo dijo...

Disculpa, quise decir Sr. Driftwood