jueves, 22 de marzo de 2007

"300": a verla sin complejos

La estrenan mañana y estoy deseando verla. Porque ésta no me la descargo de internet, no, que uno de sus puntos fuertes es la estética y en la pantalla del ordenador no se apreciará una mierda. Iré al cine, aun a riesgo de encontrarme rodeado de voraces devoradores de palomitas, sorbedores de refrescos y subespecies similares. Ahora bien, procuraré dejarme el cerebro en casa, porque el argumento viene a ser algo así como "tíos medio en pelotas matándose a hostias".

Periodistas más capacitados que yo, a quienes este resumen debe de parecerles insuficiente, escriben páginas y más páginas sobre el cómic original de Frank Miller, la batalla de las Termópilas, en la que la leyenda sitúa a 300 espartanos frente a un millón de persas (tampoco es tan desproporcionado: Rambo era él solo contra medio ejército de Vietnam), las quejas de las autoridades iraníes por la supuesta mala imagen que da la película de sus antepasados, la metáfora de Occidente resistiendo frente a la amenaza oriental, sus consecuentes paralelismos con la geopolítica actual, la exaltación del militarismo...

Yo insisto: tíos medio en pelotas matándose a hostias, que no hay que avergonzarse. Consciente de que es una hollywoodiense película de acción, no espero de ella más que eso: acción, pasar el rato y, si se tercia, disfrutar de la belleza de las imágenes, por violentas que sean. La gente lleva decenios yendo al Louvre a extasiarse delante de "El rapto de las sabinas" de David, donde los personajes están a lanzazo limpio, y nadie se escandaliza.

Si de un producto como "300" salgo lloriquendo por su brutalidad -que sus responsables no han ocultado en ninguno de los trailers que circulan por la red- o porque no he encontrado en ella el sentido de la vida, será un problema mío, no de la película. Y si la analizo detenidamente y veo en su argumento un reflejo de la represión del Bajo Ampurdán por el Estado español, una alusión velada a la crisis del Real Madrid o las claves cifradas para prever la llegada del Anticristo, será que soy imbécil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Señor Ottis, soy Salomón Grousenor, su anterior personalidad. Siempre he sabido de su interés por las películas de gladiadores romanos con torsos desnudos y esas historias, pero siento no poder juzgar una película que todavía no he visto. Aun así, es probable que tarde en verla, ya sabe de mi dejadez para con el cine.