lunes, 4 de junio de 2007

Aquellas ¿maravillosas? series

Alguna vez he oído a gente de mi generación que ya no se hacen series de televisión como las de antes. Por supuesto que no: las de ahora son mil veces mejores. Donde estén “Los Soprano”, “Weeds”, “A dos metros bajo tierra”, “Roma” y producciones similares -sobre todo de Santa HBO-, que se quite cualquier otra. Si los treintañeros añoramos las que emitían en nuestra infancia es por una simple cuestión de nostalgia. Porque a ver quién es el guapo que se tragaría ahora una temporada completa de alguna de las siguientes, por poner cuatro ejemplos:

- “El equipo A”.
Un puto listo fumapuros, un loco sin -a diferencia de otros lunáticos televisivos o cinematográficos- la menor gracia, un chuloplayas de Benidorm y un forzudo negro con más oro en el cuello que la selección española de baloncesto. Estos cuatro impresentables componían “El equipo A”, una supuesta banda mercenaria que más parecía una ONG, porque jamás cobraba a quienes la contrataban. Lo curioso es que, siendo repulsivos sus integrantes, las aventuras del conjunto resultaran tan entretenidas, aunque sólo fuera para comprobar cómo hacían los guionistas en cada capítulo para que no muriera nadie. Ya podían disparar a un coche con un bazoka y hacerlo saltar por los aires que, tras aterrizar y dar siete vueltas de campana, los malos salían sacudiéndose el polvo de los pantalones. Eso sí, agotados para continuar la lucha. En cualquier caso, aun siendo un niño entregado, cada vez que Aníbal se llevaba el puro a la boca y decía aquello de “Me gusta que los planes salgan bien” (plan que, como mucho, había consistido en pintar cuatro flechas en una pizarra), me daban ganas de descuartizarlo. El capítulo más friki: uno en el que salía Boy George cantando “Do you really want to hurt me” (¿acaso tenía más canciones Culture Club?).

- “El coche fantástico”.
David Hasselhof en plena efervescencia juvenil antes de competir en tetas con Pamela Anderson y en beber con Charles Bukowski. Otro al que daban ganas de estrangular según aparecía en pantalla enfundado en esa ropa de cuero siete tallas más pequeña, pegando grititos cuando Kit saltaba sobre el coche de los malos y hablando por un reloj recién comprado en el Pryca. El mejor era el jefe, un tal Debon que perdía más aceite que todos los vehículos de la serie juntos. Su especialidad era dar una orden a Michael para que éste se la pasara por el forro, incumpliéndola sistemáticamente. Y claro, si al final siempre ganaba Michael, ¿para qué coño servía Debon? Pues para viajar por todo Estados Unidos dentro de un camión hortera, acompañado de la buenorra de turno (que tampoco era para tanto, pero a esa edad nos ponía hasta la abeja Maya). El capítulo más friki: uno -o varios, no recuerdo- en que a Kit le salía un alter ego malvado. Las caras de conflicto interior de Michael/David Hasselhof eran impagables.

- “V”.
Cágate, lorito. O lagartito. Porque no otra cosa resultaban ser los inicialmente amistosos invasores del espacio: unos lagartos asquerosos que comían roedores como el que se harta de pipas. El protagonista era, en esta ocasión, un cámara de televisión que, de buenas a primeras, sabía varias artes marciales, pilotar helicópteros y disparar lanzacohetes. Junto a él, la protagonista, una rubita medio lela a la que daba mil vueltas la mala, una tal Diana que se relamía eróticamente los labios, la muy guarrona, tras la ingesta de cada ratoncito. Por lo demás, efectos especiales marca ACME y tramas disparatadas. Si se sometiera a votación el capítulo más friki, saldría elegido el del nacimiento del hijo que tenían una humana y un lagarto, encarnado por el mismo actor que hacía de Freddy Krueger, pero a mí me impactó más otro: uno en el que una cadena de televisión conectaba con su corresponsal en España, que contaba cómo un líder patrio había proclamado la revolución contra los invasores extraterrestres al grito de “España para los españoles”, lo cual hoy resultaría políticamente incorrecto a más no poder.

- “Corrupción en Miami”.
Un par de policías, cuya vestimenta se adelanta en 20 años a la de Beckham o Guti, recorre Miami a la caza de camellos, proxenetas y viciosos de toda índole. Su jefe, el teniente Castillo, no sonríe jamás por mucho que bromeen con él Sonny y Ricardo Tubbs, quienes, por otra parte, no tienen ni puta gracia. Porque aquello no era ni una comedia, ni una de polis, ni una de aventuras, ni un drama… ¿Qué coño era? Una especie de videoclip con una dirección artística que ya la quisiera para sí el escaparatista de Bershka. El capítulo más friki: el de la muerte de Ricardo, con ese pedazo de actor, Don Johnson, paseando sus penas por la playa, descalzo y cabizbajo, cual mezcla entre Julio Iglesias y uno de esos tipos que van de público a los programas de teletienda estadounidenses.

6 comentarios:

Tarquin Winot dijo...

Por favor, no metas "V" en el mismo saco que "El coche fantástico" Aquella es un clásico (de hecho se anuncia una nueva versión actualizada al estilo de "Galactica") mientras que el puto Kitt y el lolailo de Michael con su chaqueta de cuero recorriendo el desierto a cuarenta grados a la sombra entra con soltura en la categoria de ñorda sideral.

A este ranking añadiría yo a un personaje que es, en si mismo, pilar fundamental de la cultura televisiva y que no es otro que el inefable Michael Landon. Él y su pelucón son la esencia de esas dos abominaciones que son "La casa de la pradera" y "Autopista hacia el cielo" que vistas hoy en día sin la medicación adecuada pueden provocar un colapso nervioso al espectador despistado.

Anónimo dijo...

De acuerdo en casi todo. Pero debo reconocer que a mí todavía se me pone la carne de gallina cuando escucho la sintonía de “El coche fantástico”, sobre todo la intro esa de “un cruzado solitario en un mundo lleno de peligros, el mundo del …” Lo dicho, como escarpias.

Por otro lado, sobre “El equipo A”, falta el capítulo clave: el de Anita Gª Obregón apuntando con un arma a Aníbal, disfrazado de Carlos Menem (o algo así).

Anónimo dijo...

Eran malas, pero qué bien me lo pasé con ellas, cuántos deberes dejé de hacer, cuantos cates gracias a sus tramas.

Yo flipaba con 'V' y coleccioné todas las pegatas de la TELEINDISCRETA, otra basura que me dio la vida.

Gracias a todas. No os volveré a ver en DVD (por el respeto que aun os conservo).

Anónimo dijo...

pues para mí estas series eran mucho más entretenidas q la mierda q nos ponene ahora de médicos y enfermeras cachondos, familias ejemplares o tomaduras de pelo del estilo de prisión break.

que me decis del cabronazo del Dr, JAUS, casi tan insoportable como el tío ese q aparece en OT y pone a parir a todo el mundo.

reveindico todas esas series que nos tragamos. A mí me molaba mogollón Galactica.

sonia f dijo...

¿Y el Dr. Who? ¿Os acordáis? Los marcianos eran de plástico del malo, pero molaba...

Quijote XXI dijo...

Recuerdo esas tardes de verano después de comer, sentarme en el sillón y flipar con "El coche fantástico", y con "El gran héroe americano". Pero lo más fue "El halcón callejero", donde un flipao con una moto (que en aquel momento era supermoderna, y ahora estaría en un museo), no hacía más que pegar brincos, cuyo máximo exponente era un looping que hacía en todos los capítulos.

Lo mejor de la serie era que cuando daba los saltos le cambiaban la moto, por lo que en el momento previo del salto aparecía la moto de la serie, mientras que, durante el salto, se veía que era una moto de motocross, con lo que el tema resultaba visiblemente cutre.

Pero entrañable.